jueves, 17 de noviembre de 2022

Pie de Casa

Victor Manuel Gutiérrez Sánchez Antes del Movimiento Moderno de la primera mitad del Siglo XX, el tema de la vivienda social había sido soslayado por los arquitectos. Algunos de los primeros intentos por hacer un prototipo moderno se dan en la Bauhaus, encabezada por Walter Gropius, en su primera sede: Weimar, Alemania. Las unidades habitacionales multifamiliares fueron la respuesta de Le Corbusier a la demanda masiva de vivienda económica en la Europa de la segunda posguerra y, en este mismo ánimo, le llevó a cuestionar los cánones clásicos para proponer el sistema antropométrico del hombre moderno: el Modulor. En México, las primeras propuestas de vivienda obrera posrevolucionaria son propuestas del arquitecto Juan Legarreta. Por su parte, la respuesta institucional de Mario Pani, tal vez el arquitecto con más metros cuadrados construidos en nuestro país, ya que diseñó y construyó el primero y la mayoría de los grandes multifamiliares de la Ciudad de México, a mediados del siglo pasado. En San Luis Potosí, el auge de la vivienda de interés social se da a partir de finales de la década de 1950, entre otras, con la construcción del multifamiliar "Mariano Jiménez" en la Colonia Burócrata. Hoy, el tema de la vivienda social adquiere la mayor relevancia, toda vez que la especulación inmobiliaria se ha consolidado como un fenómeno global, el cual ha convertido a la vivienda en una mercancía inalcanzable para gran parte de la población humana. Ello ha derivado en la oferta de productos inmobiliarios de mínima superficie con la esperanza de un futuro crecimiento. Parcialmente subvencionados en el mejor de los casos, las más de las veces constituyen una deuda de varias décadas para sus habitantes, lo que reduce su posibilidad de crecimiento patrimonial, quedándose muchas veces en esa unidad de vivienda mínima o pie de casa. Estos espacios de hacinamiento, más que albergar, expulsan a sus habitantes al exterior de la vivienda, donde se da buena parte de las actividades de socialización familiar y vecinal, lo cual ubica al espacio público como un complemento fundamental de la vida doméstica. Aunado a ello, la pandemia originada por el virus COVID-19, ha colocado varios temas en la palestra: a nivel global, el cumplimiento de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS); y a nivel doméstico, la indispensable necesidad de iluminación y ventilación naturales, la posibilidad de asepsia de ciertos materiales y acabados, la necesidad de trabajar y estudiar en casa y el acceso a un espacio en que se disponga de aire libre y sol, todo ello en una situación de cuarentena. Esta pieza ubica al espectador en un dibujo asistido por computadora (CAD), para mostrarnos en la escala real (1:1), el impacto que cada decisión de diseño tiene en la habitabilidad del espacio habitacional y es un llamado para todas y todos los profesionales de la arquitectura, el urbanismo y el diseño, para defender el derecho humano a la vivienda digna, a través de la principal vocación de las disciplinas del hábitat: el bienestar humano.

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