Por
Victor Manuel Gutiérrez Sánchez*
*twitter
e instagram @intersticio74
“La arquitectura existe cuando hay emoción
poética.
La arquitectura es cosa plástica.
El arquitecto se vale de los instrumentos
utilitarios
en virtud del propósito plástico que
persigue:
El arquitecto compone”.
Le Corbusier
A
Manera de Homenaje: Tres Momentos y Tres Obras Preferidas.
Más que contribuir a la
abundancia de artículos y reseñas en torno a Teodoro González de León y su
innegable legado, méritos y reconocimientos, el presente artículo busca hacer
un sencillo homenaje desde una perspectiva personal y anecdótica de una de las
personalidades más influyentes en la arquitectura mexicana contemporánea.
Tres
Momentos.
1.
Congreso Internacional de Arquitectura “Entre Líneas”, en el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (1996). La primera vez que
pude platicar personalmente con Teodoro González de León, siendo yo aún
estudiante, fue en torno a una evidente evolución en el lenguaje arquitectónico
de sus obras recientes, que mostraban un nuevo giro compositivo, en
concordancia con el panorama contemporáneo de la arquitectura. Fue sumamente
inspirador el ver como un arquitecto con un renombre consolidado continuaba
explorando nuevas formas de hacer arquitectura.
2.
Presentación del Libro “Cuadernos de Viaje IV” en El Colegio Nacional (2015).
Esta vez fue en la sede de las grandes personalidades del mundo intelectual de
nuestro país, cuando destinó un tiempo valiosísimo para compartir con
profesores y estudiantes de la Facultad del Hábitat, gracias a las gestiones de
Juan Fernando Cárdenas, en una charla cercana donde, además, nos obsequió un ejemplar
de sus Obras Completas. Después, en el mismo lugar presentó un libro que lo
refrendó como el “gran viajero y conocedor de ciudades”, un apelativo ganado a
pulso, en un cuaderno de viajes lleno de anotaciones y croquis de sus estancias
en Japón.
3.
Festejo del 90 Aniversario en el II Congreso Internacional de
Arquitectura y Ciudad Mextrópoli, e inauguración de la Exposición “Maquetas” en
el Museo de la Ciudad de México (2016). La última vez que vi a Teodoro González
de León, fue en el emotivo homenaje –como debe de ser: en vida-, que la
Editorial Arquine, El Colegio Nacional y el Gobierno de la Ciudad de México le
hicieron, con motivo de sus 90 años de vida. Si bien Teodoro González de León
era un asistente asiduo al Congreso Mextrópoli, esta vez participó de manera
entusiasta como panelista, haciendo agudas críticas a la manera en que nuestras
normativas urbanas continúan privilegiando al estacionamiento del automóvil
privado, en detrimento de la habitabilidad de las ciudades. Esta última fue su
lucha que continuó hasta su último aliento.
Tres
Obras Preferidas.
1.
El Museo Rufino Tamayo (1981), en colaboración con Abraham Zabludovsky.
Sin duda, este museo integrado de manera destacada en el Bosque de Chapultepec,
ha sido una inagotable lección de arquitectura desde que lo visité por primera
vez, siendo aún niño. He regresado y lo he recorrido una gran cantidad de
veces, y me sigue transmitiendo una gran emoción descubrir cada vez un nuevo
efecto de iluminación natural o una vista seleccionada del exterior desde su
interior, de la que no me había percatado antes. Además, el avistarlo desde
lejos, antes de llegar, forma parte de la emoción del recorrido por esta zona
de la Ciudad de México, que trato de hacer cada vez que regreso.
2.
La Casa de la Calle Amsterdam (1996-1997). Esta obra marca, para mí, un
motivante descubrimiento de la naturalidad con la que Teodoro González de León
transitaba de la arquitectura hacia las artes plásticas, pintura y escultura, y
lo refleja de manera muy clara en este enclave de silencio para la creación,
ubicado entre las colonias Condesa e Hipódromo Condesa, una de mis zonas
favoritas de la Ciudad de México, donde se ubican obras de otros arquitectos
tan fundamentales como Luis Barragán o Mario Pani. Fue en esta misma época en
que pude admirar algunas de las obras pictóricas y escultóricas de González de
León, que sin duda se influyen mutuamente con la creatividad arquitectónica que
originó esta casa.
3.
La Embajada de México en Alemania (1997-2000), en colaboración con
Francisco Serrano. Mi preferencia subjetiva por esta obra también tiene que ver
con un aspecto emotivo. Su inicio coincide con el tiempo en que estuve en aquel
país, en una estancia en la Universidad Tecnológica de Berlín. Encontrarme con
esta importante presencia de nuestro país en una metrópoli en ebullición
urbanística y arquitectónica, fue una de las mas gratas, en un período de
permanente descubrimiento y asombro de mi parte hacia las grandes creaciones de
la arquitectura en cada etapa de su devenir histórico.
Me disculpo por el hecho
de que este anecdotario se encuentra evidentemente marcado por la subjetividad
que, aunque no se justifica, se explica por la admiración que siempre he tenido
y que en su oportunidad expresé a Teodoro González de León, a quien consideré
en vida un sólido candidato para ser el segundo Premio Pritzker mexicano.
Imágenes:
Adriá, M. (2016) Teodoro González de León. Maquetas. Ciudad de México:
Arquine.
Rossi, A. (1996) Ensamblajes y Excavaciones. La obra de Teodoro González
de León 1968-1996. Ciudad de México: INBA.
Para más información:
Adriá, M. (Intro.) (2003) Teodoro González de León. Obra Completa.
Ciudad de México: El Colegio Nacional.
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