por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez
En los meses de abril y mayo del 2015 se presentó en nuestra ciudad una extraordinaria exposición titulada “La influencia del Exilio Español en la Arquitectura Mexicana”, montada por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí,
bajo la dirección de su curador, el
Dr. Juan Ignacio Del Cueto Ruiz-Funes, arquitecto y académico, nacido en México como resultado del mismo exilio al
que se refiere la exposición.
Integrada por fotografías,
documentos, maquetas y video, esta exposición es resultado de la investigación realizada para su tesis doctoral, en la Universidad Politécnica de Cataluña. Ha sido ya presentada en el Museo Nacional de Arquitectura INBA
y ha producido también
el libro “Arquitectos españoles exiliados en México”
(UNAM, 2014), el cual fue presentado, también recientemente, en la 40 Feria Nacional
del Libro UASLP.
En esta interesante muestra, se narra un fenómeno cultural derivado del exilio de un
importante número de españoles a consecuencia de la Guerra Civil
Española, que estalló en 1936, y que en
particular detonó una
fuga de talentos en el ámbito
arquitectónico a diversos países del mundo. A México, se describe, llegó un grupo de
arquitectos de diversas generaciones y que atravesaban también diversos momentos en su carrera
profesional en España, pero todos ellos
de un gran ímpetu, así como una notable
capacidad de adaptación
y propuesta, por lo que en nuestro país encontraron un campo fértil para el desempeño
profesional en el hacer arquitectónico.
Es importante destacar que en este
afortunado encuentro cultural entre México y España,
de enriquecimiento mutuo, -a la manera del que Carlos Fuentes expresa en “El espejo enterrado” (FCE, 1992)-, el
contexto jugó también un papel muy importante: era un momento
de prosperidad económica en México, con el cual se fortaleció a la clase media y a la industria e la construcción como producto, entre otras causas, de
la explotación del petróleo. Fue el presidente Lázaro Cárdenas quien, a finales de la década de 1930, abre las puertas del país a los exiliados españoles
que llegaban a México en rechazo al
régimen autoritario
franquista.
Estas condiciones de colaboración entre México y España,
quienes no sólo compartían el idioma, sino un papel protagónico y propositivo en la arquitectura
moderna, se encontraron en un momento en que ésta última gozaba en
nuestro país de un auge
importante, produciendo una obras de gran calidad, basadas en el racionalismo y
el funcionalismo, con figuras como José
Villagrán,
Mario Pani, Federico Mariscal, Enrique del Moral, Enrique de la Mora, y Augusto
H. Álvarez, entre otros
que colaboraron con ellos y que se formaron en este momento histórico.
Las difíciles condiciones de vida y laborales, que estrecharon lazos entre
los arquitectos, empresarios, calculistas, constructores, académicos y artistas españoles en el destierro, que encontraron en
nuestro país un generoso
asilo, donde la homologación
de título profesional de
algunos de los primeros llegados, y la formación de las siguientes generaciones, favoreció su inserción en el mercado mexicano de la industria
de la construcción, que en aquellos
años gozaba de un
importante desarrollo en expansión,
no sólo en la Ciudad de
México, sino en las
diferentes ciudades del país.
Indudablemente, el más conocido de los arquitectos llegados a
México como resultado
de este proceso, es Felix Candela Outeriño, célebre mundialmente
por las estructuras laminares de concreto armado, las cuales construyó vastamente en
nuestro país durante las décadas de 1950 y 1960. Lo novedoso del
paraboloide hiperbólico, un sistema
constructivo con base geométrica
que permite transmitir únicamente
esfuerzos a compresión,
es lo que se conoce también
como superficie activa, la cual permite una gran ligereza material y cobertura
de grandes claros con formas complejas. Candela, quien se nacionalizara
mexicano, las construyó en distintas partes del mundo, pero lo hizo más prolíficamente en nuestro país.
Otros protagonistas de esta historia, como
Tomás Bilbao
Hospitalet, perteneciente a la primera generación, -y por cierto ascendencia familiar de protagonistas de la
arquitectura mexicana contemporánea
como Tatiana Bilbao-, han sido organizados por la investigación de Juan Ignacio del Cueto, sistemáticamente, por generaciones, de tal
suerte que podemos distinguir entre los arquitectos españoles que llegaron con una carrera
consolidada, los que la consolidaron en México, los nacidos y formados en México, etc., así como su vinculación
a la formación importantes
empresas constructoras de la época
como Vías y Obras,
Ras-Martín, TASA, y
Cubiertas Ala.
Como podrá
imaginarse, San Luis Potosí
no estuvo exento de esta influencia, al contar con un
importante número de familias
con ascendencia española,
por lo que esta exposición
histórica nos ayuda
también a comprender
mejor el aquí y
el ahora de nuestra arquitectura y nuestra ciudad. Tenemos por ejemplo el Cine
Avenida, construido entre 1944 y 1847 por el Ing. Javier Vilchis Pliego, por
encargo del Sr. José Vilet
Ribé, donde el diseño a cargo de Ras-Martin, de Eduardo
Robles Piquer y Vicente Martín
Hernández, con la
colaboración de Cayetano de la
Jara, un equipo de diseñadores
que venía precedido por un
gran prestigio en la construcción
de esta tipología arquitectónica, que en ese momento proliferaba en
distintos puntos del país,
caracterizada por el lenguaje formal del Art Decó
europeo.
Probablemente uno de los mejores ejemplos de
la colaboración entre arquitectos
mexicanos y españoles la encontramos
en la dupla formada por Enrique de la Mora y Palomar con Félix Candela , quienes en nuestra ciudad
proyectaron el Templo de la Santa Cruz, en el Fracc. Industrial Aviación, en 1965, lo cual devino en recomendación para otros proyectos, como Colegio México (Apostólica), en 1965 y el templo del barrio de Tequisquiapan, en 1966.
Estas tres obras de arquitectura religiosa han sido reconocidas por su carácter innovador como una importante
contribución a la modernidad
arquitectónica. El mismo
Enrique de la Mora, sin un dato preciso del nivel de colaboración con Candela, pero una innegable
influencia, realizó también otros templos en San Luis Potosí, como el de San Pío X en el Fracc. Himno Nacional y el
templo de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en el Fracc. Ricardo B. Anaya.
Probablemente estas obras arquitectónicas se encuentren en nuestro barrio, o
en nuestro trayecto, y no hemos reparado en ellas, en su riqueza espacial y
constructiva, por lo que este artículo
es una invitación a apreciarlas.
fuentes de información:
Del Cueto R., J.I. (2010) “Presencia del exilio republicano español en la arquitectura mexicana”, en vritruvius 119.05, www.vitruvius.com.br
Villar R., J. (2011) “El templo de la Santa Cruz de Enrique de
la Mora y Félix Candela en San
Luis Potosí”, en ACADEMIA XXII
Vol. 2, No. 2 www.journals.unam.mx
Villar R., J. (2011) “Nuevas formas y estructuras en la
arquitectura religiosa: Enrique de la Mora y Felix Candela en San Luis Potosí”, en 9o Seminario docomomo Brasil www.docomomobsb.org
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