Por Victor Manuel Gutiérrez
Sánchez
“En la arquitectura se refleja el hombre,
material y espiritualmente”.
Germán Samper
El próximo mes de febrero
2016 se celebrará la VI Bienal Regional “Francisco Eduardo Tresguerras”, en la
ciudad de San Luis Potosí, S.L.P., congregando a los integrantes de la Región
II de la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana. Se
trata de un evento de convocatoria regional con el tema “La responsabilidad del
arquitecto ante la sociedad”, con el cual se pretende presentar y difundir las
obras arquitectónicas representativas de esta postura en la región, así como hacer
público el reconocimiento a la calidad profesional, y promover la reflexión en
torno al diseño, empleo de sistemas constructivos sustentables y uso de
materiales regionales.
Si la arquitectura es reflejo
de la humanidad, es precisamente por la complejidad de fuerzas que actúan en
ella, ya que la arquitectura está siempre inserta en un contexto de
preexistencias de todo tipo: culturales, económicas, políticas, ambientales y,
por supuesto, sociales.
En el entendido de que la
práctica profesional del arquitecto debe servir a la sociedad, ésta se
constituye como un bien social, ya que es su función primordial el satisfacer
las necesidades humanas de habitación. Ante este compromiso, el Colegio de
Arquitectos de San Luis Potosí, A.C., propone una serie de eventos que tienen
la función de motivar la reflexión en torno a la práctica profesional del
arquitecto, desde la perspectiva de su responsabilidad ante la sociedad, desde
los diversos campos de acción que le competen: el diseño y la gestión de
proyectos, la práctica constructiva, y la investigación y docencia.
La responsabilidad social del
arquitecto, es también el tema de la más importante Bienal arquitectura a nivel
internacional, la de Venecia 2016, en esta ocasión bajo la dirección del
arquitecto chileno Alejandro Aravena, cuya curaduría “pretende reaccionar una
vez más frente a la brecha entre la arquitectura y la sociedad civil”, lo cual
reafirma la pertinencia de discutir este tema en nuestro ámbito local.
Esta discusión pudiera
parecer obvia, pero ante la evidencia de muchos casos a nivel internacional, nacional
y local, se nos presenta no solo como importante, sino inaplazable. Con ello se
puede evitar una crisis existencial como las que se han vivido históricamente, cuando
se ha presentado un distanciamiento entre el productor y el usuario del objeto
arquitectónico.
A diferencia de otros
profesionistas, los arquitectos ponen su obra “en la calle”, es decir, expuesta
al público, que la habita y a quien le es cómoda o incómoda, conveniente o
inconveniente, y es por ello que la responsabilidad social es inseparable de la
práctica profesional del arquitecto. Recordemos que en la arquitectura se
manifiesta lo lógico y lo ilógico, el despilfarro y la moderación, y por tanto
el arquitecto debe operar siempre con racionalidad y conciencia social.
Recordemos el valor social de la arquitectura, que para José Villagrán, surgía
del programa, y que en complemento con otros valores como la utilidad, la
lógica y la estética, conforman los pilares fundamenta la arquitectura.
Esta reflexión también nos
invita a reconocer que la arquitectura es una profesión de servicio, y que el
arquitecto no debe asumirse sólo al servicio del poder económico y político,
sometido a la ley de la oferta y la demanda, ya que hay sectores de la sociedad
que demandan su atención. Recordemos también que, descuidando un requerimiento
o sector de la sociedad, el arquitecto pierde campo de trabajo, en una época en
que el ejercicio profesional es un privilegio.
Ante un contexto complejo,
dinámico y cambiante, en el que los desafíos profesionales son multidisciplinarios
y transversales, advertimos muchas veces que, en los procesos de transformación
de nuestras ciudades, el recurso más escaso no es el dinero, sino la
coordinación y la participación, y el arquitecto cada vez más tiene que
volverse el facilitador de dichos procesos para materializar sus ideas.
La arquitectura de nuestro
país y nuestra región tendrá éxito en la medida en que se compenetre con su
tiempo y con la sociedad a la cual sirve, y esto implica que el arquitecto
asuma como profesionista una responsabilidad de carácter ambiental, económica,
política y social. Implica, entre otras cosas, participar de las discusiones
que son públicas, que tienen que ver con el bien común, como las que se
discuten en esta bienal regional de arquitectura.
Esta responsabilidad implica,
además de un hacer arquitectónico comprometido y ético, dedicar una parte de nuestra
labor a la actividad gremial, y en algunos casos también, a la investigación y
la docencia, para crear en nuestra región una mayor cultura arquitectónica, que
devendrá sin duda en una sociedad informada y exigente, pero también en más y
mejores comisiones de trabajo. A final de cuentas, este evento no es mas que un
llamado a la vocación última del arquitecto: el bienestar de sus semejantes.
Victor Manuel Gutiérrez
Sánchez
Vicepresidente de la Mesa
Directiva 2014-2016
Colegio de Arquitectos de San
Luis Potosí, A.C.
fotografía de Sofía Escudero.
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